LA LAGUNA DE GREDOS

LA LAGUNA DE GREDOS
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viernes, 20 de noviembre de 2009

COMENTARIOS RURALES

Los que hemos conocido y vivido la situación del mundo rural y la agricultura que, siempre han ido y generalmente siguen yendo tan unidos, cuando volvemos la vista atrás con cierta nostalgia, nos quedamos ciertamente asombrados con los avances tecnológicos que ha habido tanto en el mudo de la agricultura como en el mundo rural. Hay que remontarnos nada menos que alrededor de los años 1.940-45 cuando yo era un niño y vivía junto a mis padres y hermanos en un pueblecito cerca de la capital de Ávila. En aquellos años aun no había llegado la luz eléctrica a mi pueblo, y eso que estaba situado a unos diez u once Kilómetros de la capital de la provincia, y cuando empezó a llegar lo hacia solamente por la noche y para el alumbrado, ya que por entonces no existían los electrodomésticos. Eran años verdaderamente penosos, ya que la espantosa guerra civil nos había dejado en la más triste ruina a todos los niveles. Por entonces existía la Cartilla de “Racionamiento,” pues las necesidades eran tan grandes, que para obtener productos como el aceite o el azúcar y otros, solo se podían conseguir con la cartilla de racionamiento, o en el mercado de “estraperlo” pero este estaba solo al alcance de los capitalistas, que por otra parte eran muy pocos, pues la gran mayoriílla estábamos en la mas triste ruina. La situación era diferente según en que pueblo hubieras nacido, pues los que tuvimos la suerte de haber nacido en una zona agrícola como era mi caso, no llegamos a pasar hambre ya que teníamos pan de trigo que nosotros mismos hacíamos. Recuerdo el Horno de mi abuela donde después de amasar la harina cocíamos el pan, estas hornadas en casa de mis padres no duraban más de una semana, pues éramos muchos a la hora de comer, pero teniendo pan nuestra situación no era tan mala. Sin embargo nos faltaban otras muchas cosas, por ejemplo ropa, calzado, aunque esto eran males menores, ya que con un pantalón y una zapatillas tenias para todo un año. Fueron tiempos muy difíciles para todos, como siempre que hay escasez de una cosa aparece el “estraperlo” con toda su intensidad y en este caso no podía ser de otra manera. El Estado intervenía en todo, la producción agrícola esta muy controlada, y es entonces cuando aparece el “estraperlo”. Recuerdo yo como escondíamos y guardábamos los costales de trigo enterrados en los pajares debajo de la paja para que no les encontraran los Inspecciones que hacia la Fiscalia, pues llegado el caso te requisaban el producto
Decía anteriormente, que la situación variaba según en que sitio hubieras nacido, ya que las zonas donde se producían cereales, teníamos cubiertas las necesidades más perentorias de alimentación gracias a estos productos, que en aquellos años llegaron a adquirir precisos de escándalo para la época, de manera especial el trigo. A mi pueblo, como a otros del entorno llegaban gentes de los pueblos más desfavorecidos por su situación geográfica, que generalmente eran los pueblos de la sierra, donde no existía la agricultura y por lo tanto no tenían trigo. Estos llegaban a los pueblos del Valle de Amblés por las noches a la una o las dos de la mañana con sus caballerías, (generalmente mulas) en las cuales cargaban los costales de trigo que nos compraban a unos precios verdaderamente desmesurados. Todo este episodio tenía todos los riesgos que siempre ha tenido el “estraperlo.” En mi pueblo había Cuartel de la Guardia Civil, y como siempre este colectivo se ha destacado por ser fiel a su servicio y siempre estaba vigilante a estos movimientos, pero no teníamos mas remedio que el de pasar por este riesgo, pues era la única manera de sacar algún dinero para cubrir las grandísimas necesidades que teníamos. En los años siguientes fue mejorando poco a poco la situación; de una manera muy lenta fue llegando la luz electriza a los pueblos y progresivamente se fueron incorporando los primeros receptores de Radio, con lo cual se empezaba a tener contacto
con las noticias, que como todo el mundo sabe eran muy limitadas, pero gracias a estas noticias empezamos a conocer el mundo del deporte que prendió en nosotros como la pólvora, de manera especial el fútbol. En el caso concreto mío y de mi hermano el más pequeño, fuimos muy aficionados a este deporte y jugábamos bastante bien. Ya por el año 1.950 se jugaba el campeonato del mundo en Brasil, en el cual participaba España. En mi pueblo no había nada más que un aparato de Radio, el cual era de un tío mío, hermano de mi padre, y allí escuchábamos la retransmisión de los partidos que retransmitían y comentaban aquellos inolvidables locutores Matías Prat y enrique Mariñas, los cuales nos hacían vivir las jugadas de aquellos futbolistas que lo daban todo en el campo, y jugaban creo yo por verdadera afición, con mas emoción e intensidad, que lo hace hoy la televisión en directo.
Paralelamente a todo lo que he escrito anteriormente iba la agricultura que se encontraba inmersa en el más absoluto de los olvidos, con aperos de labor verdaderamente primitivos. Desde el arado romano, hasta el calzado que utilizaban los labradores para hacer las faenas propias de su oficio. Fueron tiempos muy difíciles, el trabajo era agotador, en el campo no había horario, de manera especial en el verano la jornada empezaba a las cinco o las seis de la mañana y terminaba siempre de noche. Como he comentado, yo había nacido en el seno de una familia de agricultores y éramos cinco hermanos, cuatro barones y una hembra y además teníamos con nosotros como un hermano más a un sobrino de mi madre a el cual lo había criado mi madre desde muy pequeñito. Con este componente de varones teníamos un potencial humano muy importante para desarrollar las labores propias de una pequeña labranza, que dirigidos por mi padre, que en todo fue un hombre ejemplar y un agricultor que siempre se sintió orgulloso de serlo y fue considerado por todo el que lo conocía como uno de los mejores de la comarca, fuimos capaces de ir día a día mejorando la situación. Por entonces todos los pueblos de Castilla vivíamos exclusivamente de la agricultura, y la gran mayoría de sus gentes, tenía alguna propiedad, unos un poco más grande y otros un poco más pequeña, pero todos cultivábamos la tierra con una ilusión, un esfuerzo, y un sacrificio dignos de todo elogio. El trabajo con el arado romano era muy duro, ya que había momentos en que la sequía, ponía el suelo muy duro en época de sementera y para cubrir la semilla, no teníamos mas remedio que intentar clavar el arado a base del esfuerzo físico del labrador, que volcado en el arado cargaba todo el peso de su cuerpo sobre el arado, con lo cual conseguíamos cubrir al menos la semilla. El arado era tirado por”yuntas o parejas” de animales, unas veces eran bueyes y de vacas y otras eran de mulas, también las he conocido de “burros” e incluso he conocido una pareja que estaba compuesta por un burro y una vaca.
El trabajo del agricultor era verdaderamente agotador durante todo el año, pero de manera extraordinaria en el verano. Ya en el mes de mayo comenzaban los trabajos de “escardar” que consistía en eliminar las malas hierbas que se criaban en las siembras de cereales de manera especial en el trigo. Esto era como el aperitivo de lo que nos esperaba en los tres meses siguientes, es decir junio, julio y agosto e incluso algo de septiembre. Estos meses en los cuales no había fiestas de guardar nada mas que el día de San Pedro en el mes de junio, el día de Santiago y el 18 de julio(este era sagrado)y la Virgen de agosto. El resto eran días de trabajo, incluidos los domingos, días que comenzaban antes de la salida del sol y terminaban siempre de noche. No había lugar para el descanso y lo poco que se descansaba en época de la siega, era en el mismo “corte” donde nos llevaban la comida para los segadores que, a pleno sol y después de comer descansábamos un ratito, pero echados en el suelo a la sombra de un haz, y no sentíamos ni el correr las hormigas por nuestro cuerpo, de lo cansados que estábamos!
Otro trabajo muy duro era el de segar la hierba que comenzaba a finales del mes de junio, para ello utilizábamos una herramienta que era muy complicada para tenerla a punto, no todo el mundo sabia arreglarla para su optimo rendimiento. Se trata de la “Guadaña” la cual a demás de afilarla constantemente, se debía “picar” cada cierto tiempo, operación que consistía en colocar el corte de la guadaña sobre una bigornia e ir golpeando con el martillo sobre dicho corte. Esta operación era muy delicada y muy pocos sabían realizarla con verdadero oficio, de esta operación dependía el que luego su corte fuera limpio y efectivo o de lo contrario, cortara muy mal, con lo cual el segador trabajaba mucho mas para hacer la misma labor, que aquel que había hecho bien el trabajo de picar la guadaña.
A estos durísimos trabajos de la siega, les seguían los de acarrear hasta su destino los productos como el heno, los cereales y leguminosas. Para ello utilizábamos los “carros” que en nuestro caso eran tirados por parejas de vacas o de bueyes, en otras zonas este trabajo lo hacían con mulas o caballos e incluso con burros. En aquellos tiempos había cierto “pique” entre los jóvenes de la época, por hacer bien todos los trabajos y en este caso se empezaba con la hierba seca, es decir el heno. El heno es un producto que se coloca muy mal en el “carro” pues se desliza y se cae en el camino con mucha facilidad, cuando esto sucedía era un poco la vergüenza del que había colocado el heno en el carro. Entre mis hermanos había alguno que era un verdadero artista en este sentido
Los meses de trabajo mas intensos era los de Julio y Agosto, en ellos se desarrollaban la mayoría las labores de recolección agrarias de todo el año. Una vez que se “acarreaban” todos los productos hasta las eras, comenzaban los trabajos de “Trillar” que era un trabajo agotador ya que era una tarea que se desarrollaba a pleno sol con un calor de justicia. Hay un refrán que dice !calor quiere la trilla¡ Cuanto mas calor mejor se consigue el fin que se persigue que no es otro que el de desmenuzar el bálago de la mies que extendido en una parva era triturado por los “triíllos” que tirados por las parejas de vacas en unas ocasiones y en otras por caballos y burros que giraban y giraban dando vueltas en el sentido de las agujas del reloj hasta quedar totalmente triturado. A estos trabajaos seguían los que llamábamos de limpiar que consistía en separar la paja del grano, para ello teníamos que aprovechar los días de viento en los cuales al lanzar la paja y el grano juntos al aire, este iba separando por un lado la paja y por otro el grano, que después pasábamos por una criba para que quedara totalmente limpio, para después llevarlo en los “carros” cargados hasta el granero donde se almacenaba hasta su venta. Con la paja ocurría lo mismo. Este producto totalmente triturado era muy importante para la alimentación del ganado en todo el invierno. Lo cargábamos en los “carros” que equipados con unas redes de maya lo llevábamos a los pajares dónde los depositábamos, aguantando el polvo que desprendía. Este era uno de los últimos trabajos del verano, que generalmente terminaba a mediados de Septiembre. Pero después del verano llegaba enseguida el Otoño y con el las nuevas faenas de la sementera ¡para no perder el ritmo del trabajo! Ni siquiera en invierno dejábamos de acudir a nuestras tareas del campo. Siempre se tenía algún trabajillo que hacer. Concretamente había uno que tenia algo de ingeniería. Surgía que en centro de algunas tierras había un trozo de terreno el cual no se podía cultivar por culpa de que se formaba un humedal, dado que tenía una capa de arcilla la cual no dejaba filtrar el agua. Entonces excavábamos un zanja de mas o menos cuarenta centímetros de profundidad por veinte de ancha, la cual rellenábamos con piedras redondas que generalmente había en la misma tierra y sobre las piedras poníamos paja del rastrojo, para después tapar la zanja con la tierra que habíamos extraído para hacer la zanja, llevando esta hasta la linde de la tierra. Con ello conseguíamos dos cosas: primero, secar el humedal y segundo tener agua fresca para calmar la sed en el verano.
La vida de los pueblos iba mejorando al mismo tiempo que la agricultura, pero no seria hasta los años 1.950-1.960 cuando empezaron a llegar a España los primeros tractores, y por supuesto, estos solo llegaban a los grandes terratenientes. En el año de 1.956 yo me encontraba haciendo el Servicio Militar en el Ministerio del Aire en Madrid y curiosamente fue allí donde conocí los primeros tractores. Uno de mis hermanos se había colocado como administrativo en una gran explotación agrícola en la provincia de Madrid, concretamente en Las Matas, era una finca que tenia dos mil hectáreas. Bien, pues yo me acercaba algunas tardes en los trenes de cercanías hasta Las Matas para ver a mi hermano y fue allí donde conocí por primera vez los tractores. Eran tractores muy rústicos y con aperos de labor de arrastre, incluso había algún tractor de cadenas que se parecía a los tanques del ejército, pero que a mi me llamaron poderosamente la atención. En los años siguientes fueron llegando los tractores y algunas maquinas de segar a los pueblos y así fue mejorando la situación de los agricultores, que vieron como el trajo con estas maquinas era muy llevadero e incluso divertido. Al mismo tiempo apareció Televisión la cual hizo la vida más cómoda en los pueblos.
Poco apoco iban llegando los electrodomésticos y el seiscientos, pero todo ello de manera muy lenta ya que solo podían adquirir estos productos las familias mas favorecidas. Todavía había muchas necesidades en los pueblos y el mundo rural, y así lo mejor de sus jóvenes de esa época tuvo que emigrar al extranjero para buscar un puesto dé trabajo. De esta manera los pueblos se quedaban sin juventud que fue emigrando a Alemania, Francia, Suiza o cualquier país de Europa donde el nivel de vida era muy superior al nuestro y los sueldos eran un sueño para los españoles que acostumbrados a ganar un módico jornal veían como allá cobraban mas del doble que en España. Verdaderamente fue una pena, ya que los pueblos se iban quedando abandonados y su censo se iba disminuyendo constantemente hasta el punto de que algunos han quedado desiertos totalmente.
Todavía pasarían muchos años hasta llegar a la situación actual, lentamente fue llegando todo tipo de maquinaria, sembradoras, cosechadoras, abonadoras, remolques basculantes, repartidores de estiércol y todo tipo de maquinaria y aperos de labor. Pero no seria hasta la entrada de España en la Comunidad Económica Europea, en que allá por el año de 1.986 fuimos admitidos en el Mercado Común, cuando diéramos un salto importantísimo, tanto en la agricultura y ganadería como en el mundo rural. A partir de ese momento se empezó a modernizar tanto las instalaciones agrícolas y ganaderas, como los cultivos y herbicidas. Hubo que hacer un gran esfuerzo en inversiones, pero gracias al Mercado Común había subvenciones para todo y así los agricultores y ganaderos pidieron acogerse a estas subvenciones y prestamos a muy bajo coste y a pagar en plazos muy largos. Hoy la agricultura cuenta con parque de maquinaria agrícola muy importante, sus tractores disponen de aire acondicionado, radio casett y son muy confortables. Y en cuanto a ganadería, hubo que pasar un periodo de adaptación y de saneamiento, ya que el ganado existente de manera especial el dedicado a la producción de leche, padecía las enfermedades de Brucelosis y Tuberculosis, tanto el bovino como el ovino y caprino. Una vez superadas estas pruebas sanitarias, conseguimos reconstruir nuestras instalaciones e importar gado de Sanidad comprobada y hoy podemos asegurar sin temor a equivocarnos, que contamos con una ganadería muy selecta que puede competir con las mejores de Europa especialmente en vacas de leche. En todas las granjas se dispone como mínimo de Salas de Ordeño, e incluso hay granjas en las que dispones de Robots para ordeñar sus vacas. Igual se puede decir de nuestros pueblos y de la vida de sus habitantes que ha cambiado de manera extraordinaria. Hoy todos los pueblos disponen de sus calles totalmente asfaltadas, así como toda clase de instalaciones deportivas para la juventud. Creo yo, que nunca ha habido en España, un periodo tan largo y prospero como el habido en estos últimos treinta años, que gracias a su régimen democrático, se ha podido incorporar a los demás países Europa y así disfrutar de los bienes comunes y de una paz y convivencia que nunca en su historia habíamos conocido







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